Nicole Kidman brindó una reciente entrevista a Deadline hablando sobre diversos temas incluido Stanley Kubrick y la primera vez que vio su película A Clockwork Orange. "No sabía en lo que me estaba metiendo", recuerda. "Habíamos leído el libro en la escuela. Así que ya sabía de que se trataba en ese sentido, pero no conocía la película. Recuerdo haber quedado sorprendida". Y aunque afirma que en ese momento no era todavía una fan de Kubrick, descubrió "el poder del director" al ver el filme. Y en su carrera ha trabajado con los directores más reconocidos. "Me encanta moverme en los diferentes mundos de los directores y explorarlos con ellos", dice. "Eso es lo que me interesa: ser modelada, y encontrar diversas partes de mi expresión artística que no haya encontrado aún". Sus ganas de hacer algo diferente la llevaron a proyectos como The Killing of a Sacred Deer por ejemplo. "Es una pieza muy poderosa sobre la cual la gente tiene ideas fuertes. Amo eso. Estoy contenta de estar en esas películas, y quiero apoyar a los directores que las hacen. No quiero asustarme, o ser tímida, o preocuparme. La idea de no tener limitaciones es importante para mí. Y quizás no sea lo más sano, pero no estoy aquí para serlo. No me acerco a las cosas desde un lugar seguro. No me interesa". Otro proyecto decisivo fue Big Little Lies, donde interpretó a Celeste. "Fue el personaje más difícil que he interpretado. Virginia Wolf también lo fue, pero tuve que renunciar a ello, en cierta forma, porque me metía al río en el final. Pero no había ningún final para Celeste". Este personaje le dejó muchas secuelas incluso después de filmar. "Fui a casa llorando. Tengo suerte de tener una pareja que me abraza porque quería llorar y me dolía todo, y él estaba como: '¿Qué está pasando en ese set?'. Veía los golpes. Pero es un artista, lo entiende y me apoya. Para mi, eso, es un acto extraordinario de amor. Dar un paso al costado y dejarme hacer el trabajo". "La reacción ha sido intensa, y a veces triste, siento responsabilidad con la gente también. Algunos conocen a gente que ha vivido eso o lo han vivido ellos mismos", agregó, comentando además que ella y Reese Witherspoon tuvieron que trabajar muy rápido para poder realizar la mini serie. "Tomamos decisiones muy rápidas. Fue una de esas tormentas perfectas donde todo se junta. Esto tenía vida propia. Se hizo camino solo". Nicole afirma que "nunca escuchó a palabra 'perfecto' de alguien que fuera talentoso. Es por eso que podría haberme quedado con Stanley por 5 años. Y nunca haber regresado" y agrega que el director era "travieso. Provocativo. Divertido". Por otro lado, la actriz comentó como fue regresar al teatro con Photograph 51. "Los ensayos fueron asombroso", dijo. "Porque estábamos en un salón de una iglesia. Me llevó de nuevo a Sydney cuando hacía teatro. Nadie tiene dinero, así que solíamos hacer el show para 10 personas en la iglesia". Sin embargo, tomó mucho trabajo. "Ir al escenario del West End con una nueva obra luego de 17 años... Me di cuenta que no lo había pensado en eso. Tuve un momento donde pensé: '¿En qué estás pensando?'. A mitad de los ensayos, se dijo: 'Tenemos que hacer prensa para vender las entradas' y yo pensaba: '¿Vender entradas? Ni siquiera lo había pensado'. Parecía una niña en la escuela de teatro diciendo: 'Sí, será divertido intentarlo'. Pero si puedo llevarlo así, que así sea". Su idea es llevar la obra a Broadway, pero no hay una fecha estimada, ya que "como madre y esposa, y aunque me gustaría decir: 'Solo soy yo, y hago lo que quiero', ese no es el caso". Finalmente, Nicole afirma que su familia es lo que la mantiene centrada, así como también su "fuego creativo interior".
Fuente: Deadline
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